COMENZAMOS NUEVO PROYECTO EN FILIPINAS
COMENZAMOS NUEVO PROYECTO EN FILIPINAS https://i0.wp.com/www.fundacionfrs.es/wp-content/uploads/2023/02/Siruma-tormenta-17-enero-2023-FUNDADO-1re2.jpg?fit=720%2C434&ssl=1 720 434 Fundación FRS https://i0.wp.com/www.fundacionfrs.es/wp-content/uploads/2023/02/Siruma-tormenta-17-enero-2023-FUNDADO-1re2.jpg?fit=720%2C434&ssl=1EN EL MARCO DE ACCIÓN HUMANITARIA.
El pasado mes de enero comenzó la implementación de un nuevo proyecto de FRS en la región de Bicol, Filipinas, financiado por la Generalitat Valenciana en el marco de la convocatoria de Acción Humanitaria de 2022.
De acuerdo con datos publicados por la ONU, en 2022 alrededor de 274 millones de personas necesitaron asistencia y protección humanitaria en todo el mundo. Se trata de un número de personas significativamente superior al alcanzado el año anterior, que ya suponía el número más alto en décadas. Estos datos confirman que, aunque ya ha pasado mucho tiempo desde que en el siglo XIX se sentaran las bases para el desarrollo de una acción humanitaria internacional, sigue siendo necesario desarrollar y mantener políticas humanitarias basadas en valores de solidaridad, empatía y unidad global que hagan frente de forma efectiva a las consecuencias ocasionadas principalmente por conflictos armados, hambrunas, enfermedades y desastres naturales. Recientes eventos como la guerra de Ucrania o los efectos del cambio climático demuestran una y otra vez que ningún país o comunidad está a salvo de sufrir las consecuencias de estas catástrofes y que la asistencia humanitaria desde una perspectiva global debe seguir siendo una prioridad mundial.
El tipo de asistencia requerido es muy variado y depende de las circunstancias específicas a las que se vean expuestas las víctimas en cada catástrofe. Muchas de estas víctimas necesitan de ayuda humanitaria para sobrevivir. Dicha ayuda está destinada a víctimas que se encuentran en una situación prolongada de necesidad, después de haber recibido la primera ayuda de emergencia como consecuencia, por ejemplo, de un desastre natural o un conflicto armado. Sin embargo, el concepto de acción humanitaria es más amplio que el de la ayuda, ya que, además de salvar vidas, aliviar el sufrimiento humano atendiendo a las necesidades básicas y proporcionar bienes y servicios para garantizar la subsistencia, también pretende reducir la vulnerabilidad de las comunidades afectadas, fortalecer las capacidades de la población y proteger sus derechos.
Desde esta perspectiva, FRS desarrolla el proyecto “Prevención y reducción de la vulnerabilidad de la población víctima de desastres naturales en la municipalidad de Siruma, región de Bicol, Filipinas”. Con esta intervención se pretende dar cobertura a 8 localidades remotas de dicha municipalidad, cubriendo una población beneficiaria de alrededor de 6.000 personas que representan el 30% de la municipalidad y que, mayoritariamente, se encuentran en situación de vulnerabilidad y pobreza. Esta población sufre frecuentemente los efectos de devastadores tifones ya que, por su localización geográfica, suele ser el área de entrada de estos fenómenos adversos en el país, además de tratarse de una municipalidad costera donde varias zonas del proyecto tienen un alto riesgo de tsunamis. Por tanto, la seguridad de la población se ve condicionada a los riesgos ocasionados por los fuertes vientos, inundaciones, tempestades y deslizamientos de tierras.
El proyecto tiene una duración de un año y cuenta con la cooperación activa de la administración municipal y de sus comunidades. Además de tener prevista la construcción de dos centros de evacuación en las zonas más remotas de la intervención, se incluye entre las actividades del proyecto, el apoyo en la planificación y la formación del personal de las administraciones locales frente a la reducción de riesgos de desastres (incluyendo medidas en caso de pandemia) e incorpora la protección de las mujeres y niñas como colectivos vulnerables en las situaciones de desastres. También pretende el empoderamiento social y político de las mujeres para su participación activa en los espacios de decisión. Por otro lado, se desarrollarán planes familiares de evacuación específicos para cada hogar, simulacros de evacuación y acciones de recuperación medioambiental de manglares con las comunidades costeras, ya que esta vegetación además de contribuir a la riqueza de la biodiversidad, supone una primera barrera sostenible frente al efecto de entrada de tifones y tsunamis.