¡ENHORABUENA COOPERANTE POR TU TRABAJO Y DEDICACIÓN!
¡ENHORABUENA COOPERANTE POR TU TRABAJO Y DEDICACIÓN! https://i0.wp.com/www.fundacionfrs.es/wp-content/uploads/2023/09/Foto-Dia-del-cooperante-2023RTEWRRRR-scaled.jpg?fit=1080%2C537&ssl=1 1080 537 Fundación FRS https://i0.wp.com/www.fundacionfrs.es/wp-content/uploads/2023/09/Foto-Dia-del-cooperante-2023RTEWRRRR-scaled.jpg?fit=1080%2C537&ssl=1Tu adaptación al cambio y a afrontar nuevos retos son cualidades que te enaltecen.
En el Día Internacional del Cooperante queremos agradecer y resaltar la gran labor que todas y todos ellos desempeñan desde un espíritu solidario, saber que allí donde se encuentran dedican su tiempo, energía y conocimientos para acompañar a aquellos que más sufren, reducir las desigualdades, luchar contra la pobreza y promover el desarrollo global. Para ello renuncian a una vida más cómoda y al contacto con sus seres más queridos para construir una nueva vida y unos nuevos lazos en cada país al que van.
Que la entrega y dedicación de las personas cooperantes sirva de inspiración y motivación para que todos sigamos trabajando con el objetivo de poner nuestro grano de arena para mejorar la calidad de vida de todas personas, en especial aquellas que más sufren, vivan donde vivan.
Lucia – Técnico de Proyectos FRS en Guinea Ecuatorial
El trabajo como cooperante es una experiencia única y enriquecedora, pero también con desafíos y situaciones que no estamos acostumbradas a enfrentar y que en ocasiones pueden llevar a la frustración y a preguntarnos si lo que hacemos realmente va a generar un impacto positivo. Sin embargo, eso es parte del encanto de la profesión. Remontar esos momentos de duda recordando nuestro compromiso con el bienestar social, económico e institucional del país en el que estamos y apoyándonos en la red de cooperantes, trabajadoras y asociaciones locales que reman en la misma dirección. Significa también asumir que los tiempos pueden no ser los deseados y que tenemos que ser flexibles y pacientes cuando llevamos a cabo nuestros proyectos. No obstante, cada paso que damos, y cada persona a la que llegamos, es una gran satisfacción que nos anima a continuar trabajando por un desarrollo más justo y sostenible.
Por otro lado, está el coste personal al asumir que no podremos pasar tanto tiempo con nuestros seres queridos. Precisamente al ser más conscientes del limitado tiempo que tenemos durante nuestras visitas, el tiempo que compartimos, es de mayor calidad. ¡Aunque no estaría de más tener algunos días más de vacaciones!
Leticia – Philippines Coordinator, Fernando – Philippines Project Officer and work team
Entre las variadas competencias y habilidades concretas que se necesitan para desempeñar las tareas de cooperante, quizá la capacidad de adaptación a nuevos entornos sociales con códigos de conducta, culturas de trabajo y procedimientos específicos diferentes, sea la que más esfuerzo y dedicación nos haya supuesto en esta andadura por Filipinas. De la adaptación a dichas circunstancias depende, no solo el éxito en la gestión del día a día con el equipo local de FRS (compuesto actualmente por 14 personas), sino el establecimiento de una coordinación eficaz con el socio local con el que trabajamos y con las administraciones públicas locales, agencias y entidades colaboradoras dentro del país, para poder llevar a buen puerto todas las acciones previstas en favor de las comunidades locales.
La comunicación efectiva es, por tanto, clave en la gestión de los proyectos y, puesto que la cooperación debe basarse en una relación de doble vía, la rigidez en las comunicaciones sociales no tiene cabida. Dejar atrás, al menos en parte, nuestra “lógica occidental” para implementar un canal de comunicación y entendimiento efectivo y aplicar prácticas flexibles de planificación y gestión adaptadas al entorno, ha sido y sigue siendo nuestro mayor reto como cooperantes, pero al mismo tiempo nuestro mayor logro y experiencia adquirida.
Marta – Coordinadora FRS Paraguay y Silvia, Alain y Juan Andrés (personal del equipo)
Dedicarse a la Cooperación implica siempre, en mayor o menor medida, dejar tu casa y salir de tu país. Supone dejar tu red, tu familia, tus amigos y amigas, tu dinámica y tu zona de confort. Hay temporadas en las que esto pesa más que en otras. Cuando se está iniciando este camino, y se es más joven (guiño) el esfuerzo es algo menor. Después de años yendo y viniendo, cuesta un poquito más, porque ese ir y venir conlleva un constante dejar, despedirse, estar ausente… pues no siempre se puede volver inmediatamente o más de una vez al año.
Leyendo esto, seguro se preguntan, y entonces, ¿por qué nos vamos? ¿compensa estar lejos e iniciar una vida de cero cada vez que vas a otro país, en otra sociedad y en otra cultura? Y sí… Empezar en otro país supone, también, construir. Supone encontrar nuevos amigos y amigas, quienes, en gran parte, se constituyen como tu familia, tu red de apoyo. Al mismo tiempo, el trabajo diario, si bien es intenso, tiene sus gratificaciones. Cuando una actividad se planifica, se organiza y sale bien, es una gran satisfacción. Aún más lo es ver que ese esfuerzo ha supuesto un gran cambio en la vida de las personas, que es la finalidad y a ello está abocada nuestra labor. Esto es lo mismo al comenzar un proyecto, es todo un camino de empeño, de trabajo en equipo, por supuesto; de desafíos y también de dificultades. Pero se van superando los obstáculos, se van logrando los objetivos y concluye. En todo ese proceso, lo más importante, es el contacto humano, con todas las personas que, de una manera u otra, participan y forman parte.
En definitiva, es el trato humano, las relaciones interpersonales que se van generando a todos los niveles, personales y profesionales, y la calidad de las mismas; los cambios positivos en las vidas de las personas; y la enorme riqueza de vivir en otras culturas y sociedades; son los factores esenciales de esa balanza “sacrificio – gratificación”, que nos llevan o nos hacen permanecer lejos de nuestro lugar de origen.
Victoria – Coordinadora FRS Cabo Verde
Ser cooperante internacional es un trabajo inmensamente satisfactorio y enriquecedor, pero a la vez, es un trabajo que conlleva muchos sacrificios a nivel personal. Quizás por ser el trabajo que más cerca está del que lo necesita pudiendo ver desde muy cerca los diferentes cambios y avances que se pueden conseguir en mejorar vidas y sociedades.
No obstante, cuando se elige ser cooperante internacional, se eligen retos grandes, así como se elige renunciar. Renunciar a nuestra zona de confort dejando atrás comodidades, sabores,
rutinas y lugares; renunciar a algunas de nuestras libertades y derechos que como mujeres tenemos en la mayoría de países desarrollados y que están carentes en muchos de los países
de destino; renunciar a compartir momentos y experiencias con nuestros familiares y amigos, pudiendo perdernos momentos importantes de la vida: nacimientos, bodas, cumpleaños, celebraciones… o renunciar a la tranquilidad y seguridad que ofrecen muchas de las sociedades de los países desarrollados: salir a la calle a cualquier hora; vestir con libertad; no tener miedo etc. Sin embargo, todas las renuncias y sacrificios que aceptamos con gusto cuando elegimos ser cooperantes merecen la pena. Todo está compensado diariamente. Recibimos sonrisas y cariño diario en nuestro trabajo de las personas beneficiarias y de los compañeros de profesión; encontramos una nueva “familia local” gracias a los nuevos amigos, compañeros de trabajo y personas que se cruzan en nuestro camino; aprendemos sobre nosotros mismos gracias a experiencias que en nuestra zona de confort no vivimos; aprendemos sobre la cultura, la lengua, las costumbres de un nuevo país y sociedad, y lo más importante, tenemos el corazón lleno porque diariamente nos levantamos y nos acostamos sabiendo que hemos contribuido con nuestro trabajo a hacer el bien a los demás.