LA SORORIDAD, UNA FORMA CÓMPLICE DE ACTUAR ENTRE MUJERES
LA SORORIDAD, UNA FORMA CÓMPLICE DE ACTUAR ENTRE MUJERES https://i0.wp.com/www.fundacionfrs.es/wp-content/uploads/2020/06/SororidadNEWSLPARAGUAYO6202.jpg?fit=1032%2C774&ssl=1 1032 774 Fundación FRS https://i0.wp.com/www.fundacionfrs.es/wp-content/uploads/2020/06/SororidadNEWSLPARAGUAYO6202.jpg?fit=1032%2C774&ssl=1No es de hoy que las mujeres se juntan para ayudar a otras y el contexto del Covid 19 no fue la excepción. Podríamos decir que la sororidad (solidaridad entre mujeres) es uno de los caminos más fuertes y ágiles al momento de ayudar.
La maternidad, el trabajo doméstico, el teletrabajo dio a miles de mujeres una triple jornada laboral. Si bien, no todas se dedican al teletrabajo hay otros oficios que también demandan de dedicación dentro de los hogares. Como es el caso de los comités de mujeres que forman parte de la Asociación de Feriantes del Distrito de General Delgado. Estos comités están constituidos por mujeres rurales, jefas de hogar, dedicadas a la agricultura familiar y emprendedoras, dispuestas a ayudarse entre compañeras, es lo que llamaríamos la red de apoyo entre las mujeres.
Entre las tantas medidas adoptadas por el Gobierno paraguayo para hacer frente a la pandemia, la suspensión de las clases presenciales fue una de las más sentidas, por las familias y en especial por las mujeres quienes tenían que cuidar a jornada completa de sus hijos. Dicha resolución cuenta con más de 100 días de cuarentena, generando un impacto muy grande en el equilibrio entre la vida y el trabajo.
La sororidad se ha dado una vez más en la (compañía de General Delgado) donde aquellas madres que no tienen hijos en edad escolar han podido ayudar a otras. En esta ocasión doña Lidia Gómez de San Dionisi), una mujer que ya crio a sus hijos y vive sola con su marido, pero es ahora en este contexto de pandemia y clases virtuales, el apoyo fundamental para una vecina anciana cuya hija no se encuentra en casa y la crianza del nieto recae sobre la abuela. Esta señora no tiene, por su edad, condiciones para acompañar al nieto en las orientaciones que le llegan desde su escuela.
Lidia no solo ayuda al menor con las tareas dadas por su maestra, es también la que asiste a las reuniones y da seguimiento de la enseñanza del menor. Trabaja más de 10 horas al día, entre la huerta, la cría de animales y aves, la limpieza del hogar, la preparación de alimentos y a pesar de tener esa larga jornada, todos los días Doña Lidia obtiene el tiempo para ayudar al niño.
Mujeres como Lidia probablemente hay muchas, porque actitudes como la de ella son la que nos ha llevado a crecer y fortalecernos en red. Como manifiesta Marcela Lagarde “qué sería de las mujeres sin el aliento y el apoyo en situaciones de crisis que son tantas. No habríamos sobrevivido a los avatares de la vida sin otras mujeres conocidas y desconocidas, próximas o distantes en el tiempo y en la tierra”.