¿POR QUÉ SOY COOPERANTE? MI EXPERIENCIA EN FILIPINAS
¿POR QUÉ SOY COOPERANTE? MI EXPERIENCIA EN FILIPINAS https://i0.wp.com/www.fundacionfrs.es/wp-content/uploads/2022/10/diacooperanteFRS2022R2-scaled.jpg?fit=1080%2C561&ssl=1 1080 561 Fundación FRS https://i0.wp.com/www.fundacionfrs.es/wp-content/uploads/2022/10/diacooperanteFRS2022R2-scaled.jpg?fit=1080%2C561&ssl=1El 8 de septiembre es el día del cooperante, una figura fundamental en el ámbito de la cooperación. Como organización centrada en este ámbito, desde FRS aprovechamos para agradecer a todos los cooperantes su labor, solidaridad y entrega.
Canarias Radio La Autonómica quiso dar visibilidad a este colectivo profesional entrevistando a Leticia Davara González, coordinadora de FRS en Filipinas, en la que da a conocer el trabajo que realizamos en dicho país.
A través de sus palabras, os presentamos lo que representa un cooperante y porque para nosotros merecen nuestra admiración y respeto.
Mucha gente me pregunta, con una mezcla de entre lástima y admiración, por qué soy cooperante, por qué estoy dispuesta (sin que mis circunstancias me obliguen) a vivir lejos de mi casa, familia y amigos, a vivir en un mundo menos cómodo, con más limitaciones y carencias y, en definitiva, a vivir con más dificultades y peligros y con muchas menos oportunidades.
En todos los ámbitos de mi vida intento (aunque no siempre consigo) practicar la empatía. Y, poniéndome en el lugar de esas personas, puedo entender que puedan llegar a cuestionar esta elección de vida. Soy de Tenerife, una isla maravillosa, con un clima envidiable y que puede colmar cualquier deseo o necesidad (mar, montaña, ciudades, pueblos, fiestas, gente amable, etc.). Pero es, sobre todo, mi hogar y mentiría si dijera que no lo echo de menos.
Pero, además, siempre ha habitado en mí una especie de inquietud rebelde por romper fronteras y conocer lo que hay más allá de ellas (no solo las de mi país, sino las mías propias). Esto, unido a un espíritu crítico muy acentuado y a una necesidad irremediable de luchar por las injusticias, sobre todo sociales, despertó pronto en mí la admiración y el interés por la cooperación.
La oportunidad, no obstante, me llegó tardía. Llevo poco más de un año como coordinadora de país en Filipinas, siendo esta mi primera experiencia como cooperante. Y aprovecho aquí para lanzar un mensaje de positividad: nunca hay que desistir. Con persistencia y trabajo, se puede lograr casi cualquier cosa.
La Real Academia Española define “cooperar” como “obrar conjuntamente para un mismo fin”. Y es esa precisamente la meta que perseguimos. Los cooperantes no ayudamos, sino que trabajamos mano a mano con las comunidades para, entre todos, lograr un objetivo común. Los escuchamos, aprendemos de ellos y juntos ponemos en práctica proyectos que les ayuden a mejorar sus vidas y a vivir más dignamente.
La realidad es que, a nivel mundial las desigualdades son cada vez mayores, aumenta la pobreza de los más pobres, se incrementan las guerras y el sufrimiento de las personas, especialmente de las más vulnerables, ante la insuficiente reacción de la sociedad y sus gobiernos y de la mayoría de instituciones internacionales. Esto hace que la cooperación sea cada vez más necesaria y eso, a mí personalmente, me provoca a veces una sensación inevitable de frustración.
No obstante, mientras termino de escribir estas letras empieza a sonar de fondo, oportuna y casualmente, “Imagine” de John Lennon e imagino, como él, un mundo sin codicia ni hambre, una hermandad entre la humanidad. Estoy segura de que efectivamente soy una soñadora, pero igual que él yo sé con certeza que no soy la única. Definitivamente, estoy donde debo estar.